GRISÁLIDAeSCOJO LA MADUREZ DE LO GRISES |
Han cenado juntos, han brindado y se han dado un abrazo de oso. El Gobierno y los sindicatos se han puesto de acuerdo en la reforma de las pensiones. Básicamente, afecta a tres puntos: La conocida ampliación de la edad de jubilación hasta los 67 años, salvo que a los 65 se hayan cotizado 38 años y medio, es decir, los funcionarios de carrera y poco más; la necesidad de haber cotizado esos 38 años y medio para cobrar el 100% de la pensión; y el cómputo de la base reguladora, que pasa de los 15 a los 25 años, para calcular la cuantía final de la pensión a percibir. Objetivamente, y en términos absolutos, los trabajadores estamos peor hoy que ayer. Era necesario acometer esta reforma, eso es incuestionable, lo que denuncio es la hipocresía de las élites sindicales del país. Hace un año, los sindicatos predicaban en las calles que las pensiones eran intocables y la edad de jubilación, más: «No a la jubilación a los 67 años», gritaban. Amenazaban al Gobierno con movilizaciones, al tiempo que enfervorizaban a sus adeptos —unos cuantos miles de liberados— que a su vez tenían la misión de anunciar la llegada de Leviatán bajo el aspecto de reforma laboral, primero, y reforma de las pensiones, después. Comenzaron a advertir a los trabajadores sobre el diabólico plan del Capital, que tenía atrapado a Zapatero entre sus garras, obligándolo a ser su cómplice en la exterminación de la asistencia social en España. Era necesario actuar, decían, llamando a los «compañeros y compañeras» a la acción. Aseguraban los representantes de los trabajadores que no era necesario alterar el sistema de pensiones porque era mentira que corriese peligro. Conviene recordarlo porque el discurso ha cambiado y casi todo lo que ayer era intocable ahora es barro fresco en manos del Gobierno, con la bendición de Méndez y Toxo. Alguna pieza no encaja en el puzle cuando el mismísimo Partido Popular respalda la mayor parte del texto aprobado. Del «¡No nos moverán!», hemos pasado con toda naturalidad al, «Bueno, sí que nos movemos, pero no porque nos muevan ellos, sino porque queremos nosotros», y todo bien regado con un siempre efectivo y populista, «Hemos logrado garantizar nuestros derechos». Se lo hemos oído ya unas cuantas veces a los enlaces sindicales, a los comités de empresa, a los delegados sindicales —valientes luchadores por los derechos de los trabajadores con sudor ajeno— y a los líderes nacionales de los sindicatos: «Trabajadores y trabajadoras de España, depositen su confianza en nosotros para negociar en su nombre, porque si no, perderán sus puestos de trabajo, les harán trabajar como esclavos y sus vidas pertenecerán el patrón —Yo ya soy un poco mayor para que me amenacen con el Coco—. Si les pedimos que vayan a la huelga, no pregunten, no duden, no cuestionen nuestras decisiones; acudan sin temor y no escuchen al enemigo, porque solo quiere engañarles y confundirles. Y cuando digamos que ya hay un acuerdo --aunque lo firmado sea un calco de lo que hace unos meses considerábamos innegociable—, salten de alegría y aplaudan con las orejas, porque lo decimos nosotros, que sabemos lo que les conviene». A los líderes sindicales se les debe confianza ciega, así es como funciona. Pero yo me rebelo contra las proclamas apocalípticas con las que los sindicatos mandan a la guerra a su infantería, para luego firmar la paz restando importancia a las concesiones, otrora intolerables. La carta que sigue la envió, sin firma, y sin duda con la mejor intención, un delegado sindical a sus compañeros. Es un buen ejemplo de lo que a 20 de enero, según los sindicatos era un atentado contra los derechos de los trabajadores y una semana más tarde resulta ser una reforma óptima. La frase, «no sé cuál es la solución o cómo cambiar las cosas, pero estoy seguro que hay que movilizarse», no tiene desperdicio. Estimados compañeros: Estos días se está negociando la Reforma de las Pensiones, lo que ha provocado cambios en la Reforma Laboral y por ahora ha evitado el convocar otra Huelga General. Se puede hablar mucho del “éxito” de la pasada Huelga General, lo que es indiscutible es que estamos perdiendo derechos que costaron mucho conseguir y no debemos quedarnos de brazos cruzados. Se pretende que LA CRISIS la paguen los trabajadores obligándonos a trabajar durante más años para recibir menos. Actualmente 7 de cada diez personas llegan a jubilarse a los 65 con el 100% de la prestación, si se aplicasen los nuevos baremos se jubilarían con el 100% la mitad de las personas. Esos datos dentro de 30-35 años, que es cuando nos toque a la mayoría de nosotros, seguramente que serán muchos más bajos. En los años anteriores a la crisis se perdió poder adquisitivo porque la subida del IPC fue mayor a la subida de los salarios. En años de crisis esto se multiplicará. Desde luego que no sé cuál es la solución ocómo cambiar las cosas, pero estoy seguro que hay que movilizarse. Hoy nos hemos concentrado en las sedes de la Seguridad Social para protestar por la Reforma de las Pensiones, y se plantea la posibilidad de otra Huelga General, en otros países ya se han hecho varias. Puede que estas medidas parezcan que no son útiles, está claro que con la precariedad laboral y la tasa de paro actual es una putada pedirle a la gente que secunde una Huelga General , eso es lo que yo entendí cuando se dijo que la anterior era una putada. Lo que digo, otra vez, es que esto nos afecta a todos y tenemos que intentar que esta tendencia cambie. Yo particularmente creo que con una reducción de la jornada laboral se puede solucionar la creación de más empleo y ayudaría a mejorar la conciliación laboral-familiar, que bueno es ya entrar en otros problemas, o no. Para terminar quiero recordar los beneficios de la banca española, el banco más importante patrocina la Fórmula Uno y el segundo la NBA, supuestamente negocios muy rentables, pero no lo suficiente como para abrir el grifo del crédito aquí y que es el verdadero tapón para la Economía. Los archivos que adjunto me los enviaron, hablan de la “clase” política y creo que son muy interesantes. Saludos. DELEGADO DE COMISIONES OBRERAS |