GRISÁLIDAeSCOJO LA MADUREZ DE LO GRISES |
Acabo de volver de un viaje a Marruecos, y al llegar me he topado con un «debate nacional» sobre la tiktoker Roro, de cuya existencia yo no supe hasta ese momento. Y de repente en mi cabeza se han conectado ambos mundos.
Todo se reduce a dos palabras: 'libertad' (de la mujer) y 'dignidad' (de la mujer). Ambos son valores que, sin duda, todos apreciamos. El problema es que son conceptos difusos, sin contornos definidos, y por lo tanto, terreno abonado para el debate. Un debate que es interesante y necesario, si se quedase en lo racional, pero tóxico cuando prima la ideología, que por desgracia suele ser, sobre todo, pasional. Como podrán suponer, el que yo propongo es del primer tipo. Esta era mi primera visita a un país de mayoría musulmana. Había pisado Túnez anteriormente, pero solo en una breve escala durante un crucero. En Marruecos abundan las mezquitas desde cuyos alminares se llama a la oración. Hombres y mujeres entran por diferentes puertas y permanecen en estancias separadas. Pero lo que me lleva a escribir esta entrada es el uso del velo islámico por parte de las mujeres. Marruecos no es un estado islámico, por lo que hay libertad de credo, pero el uso del velo islámico en cualquiera de sus múltiples versiones es mayoritario. Como su nombre indica, "velo islámico", el uso de la prenda tiene un evidente condicionante religioso, y que en Occidente es considerado por muchos como un signo de sumisión de la mujer al hombre. Sin embargo, como he dicho, las mujeres en Marruecos no están obligadas por ley a usarlo. Es decir, son libres de llevarlo o no, y si lo hacen, se supone que es por voluntad propia. ¿Pero son realmente libres en toda la extensión de la palabra? Libres físicamente, sin coacción masculina; libres económicamente, no dependientes de sus maridos; y libres intelectualmente de una educación islamista machista. Esto último, sin embargo, es muy resbaladizo, porque es indemostrable qué porcentaje de nuestras decisiones son fruto de una determinada educación recibida, por muy radical que ésta haya sido, incluso aunque esté reforzada por el contexto cultural-religioso del país. Conviene ser prudentes y no emitir afirmaciones categóricas y generalizadas. Pero claro, hay tantos tipos de velos islámicos, que algunos parecen simples elecciones estéticas consecuencia, en todo caso, de la tradición, sin ningún condicionante machista o religioso, mientras que en otros es difícil imaginar, con un razonamiento occidental, que realmente sea una elección libre de la mujer. El más radical es el burka, que cubre todo el cuerpo, de la cabeza a los pies, incluida la cara y hasta los ojos. Las mujeres que los llevan, a menudo se cubren también las manos con guantes. Y aquí es donde entra la cuestión de la dignidad. Obviamente, si no hay libertad, por definición se atenta contra la dignidad. Pero si hay liberad, ¿puede una vestimenta ser indigna? Ojo, porque la respuesta puede valer para el burka, pero también para un top, una prenda transparente o un tanga, todo depende de la percepción, la cultura, las creencias y la tradición. De la dificultad de dar respuesta a esta pregunta nace todo el debate. En Francia se reabrió recientemente en plenas elecciones, cuando un alcalde decidió levantar la prohibición al burkini en su municipio. Aquellos que critican con severidad a Roro porque sus vídeos simbolizan el patriarcado, el machismo y la sumisión de la mujer al hombre, lo hacen porque creen que ese comportamiento atenta contra la dignidad de todas las mujeres. Además, opinan que sus vídeos promueven el estilo de mujer 'tradwife' y que, por tanto, hace que aumente el porcentaje de jóvenes con esa mentalidad, que consideran anticuada y que debería estar superada. Quienes la defienden, afirman que Roro es, precisamente, una mujer libre, porque ha asumido por voluntad propia y en contra del pensamiento dominante ese rol y ese comportamiento en su relación de pareja, y que nadie tiene el derecho de considerarlo indigno, vejatorio o humillante. Tanto en relación con el velo islámico en cualquiera de sus variantes, como en relación con los vídeos de mujer ama de casa 'perfecta' y sumisa que representa Roro, el problema es el mismo: ¿Son libres en su elección? ¿Y si lo son, tienen derecho a tener comportamientos que, tal vez, rebajan la dignidad a la mujer? Estas son mi conclusiones: 1. En un contexto como el de España, en el que las Leyes y la Educación son igualitarias desde hace décadas, en el que la amplia mayoría de la sociedad no tolera la discriminación de la mujer y la cultura de la igualdad está ampliamente instalada, debería primar la libertad. ¿Cuál debería ser el límite? El que impongan las leyes que entre todos nos demos a través de las Cortes Generales. Porque no es más indigno que una mujer decida quedarse en casa cocinando para su marido, que las prácticas de masoquismo sexual que son consideradas extremas, pero legítimas dentro de la libertad sexual de las personas. En cuanto al supuesto (mal) ejemplo que Roro da a hombres y mujeres jóvenes, y que podrían producir una involución en el rol de la mujer, es una idea ridícula. Por supuesto, siempre existirá una minoría con mentalidad machista, pero el ambiente, la cultura, las Leyes, la Educación, los medios de comunicación, incluso las costumbres son tan abrumadoramente igualitarias que esas excepciones, aunque algunas llamativas, son gotas de agua en el océano. 2. Sobre el asunto del velo islámico y del burkini, admito que soy incapaz de dar una respuesta categórica El sentido común (europeo) me dice que lo del burka no es normal. Que ninguna mujer realmente libre decidiría por sí misma vestir de esa forma en la calle, que, en efecto, es humillante, incómodo, insalubre y hasta supone un riesgo para la seguridad, puesto que la persona no puede ser identificada. Creo que debe estar prohibido. El resto de atuendos y velos, el que deja a la vista el rostro o cubre solo parte del pelo, o incluso el burkini (el bañador islámico de cuerpo entero para la mujer que está prohibido en Francia) debe quedar a la libertad de la mujer, aún a riesgo de que en algunos, o en muchos casos, esa libertad no sea tal. Es mejor cambiar este tipo de mentalidades a base de educación y cultura en Estados laicos, que de leyes que puedan producir mayores injusticias. No olvidemos que también en nuestra cultura hay mujeres más recatadas que otras en el vestir, sin que sea una imposición de sus parejas hombres, aunque a veces sí. En todo caso, y como en casi todo, el asunto no es tan sencillo como algunos nos lo quieren pintar. El concepto 'turismo de calidad' que muchos enarbolan como modelo para la protección del medio ambiente frente al turismo de masas, no suele ser más que un eufemismo de 'turismo para ricos'. Y eso no me parece que case demasiado bien con la lucha clases. El turismo de calidad de verdad, el no discriminatorio, tiene más que ver con la educación que con la renta, pero ese filtro es más difícil de implementar en la práctica. Aunque tal vez no imposible. Hoy me he tropezado con una genialidad totalmente inesperada. Una frase digna de la pluma de Tolstói, Camus o Márai, tres genios de la literatura, tres pensadores, tres pacifistas atormentados. Pero permíteme que me recree un poco más antes de escribir esas once palabras que se me han clavado en la mente y en el alma desde esta mañana. Las encontré en una publicación modesta, un manual sobre comunicación de un periodista llamado Manuel Simó Tarragó, que escogí en busca de opiniones de autores católicos sobre la forma de comunicar de la Iglesia y en la Iglesia. Me alegro de que no me pasara desapercibida porque no son las páginas en las que esperas encontrarte algo así. La frase aparece en el contexto de una relación de consejos que enumera el autor para entablar diálogos sanos y fructíferos con los demás: Las ideas solo pueden morir Cuando la leí me quedé paralizado, tuve que leerla varias veces más para asegurarme de que no había trampa, porque a menudo pensamientos en apariencia bellos y profundos no aguantan un escrutinio intelectual serio. Pero esta frase no tiene artificios, es pura, bella, poética, de un simbolismo tan luminoso que dejas de leer para empezar a contemplar. Once palabras que no parecen escritas, sino trazadas con la destreza de un pintor; un artista capaz de condensar en una miniatura perfecta, poesía, diálogo y paz.
Estoy leyendo, 'Momentos Estelares de la Humanidad', de Stefan Zweig, que tenía entre mis lecturas pendientes, y me he encontrado con esta frase al comienzo del capítulo sobre Waterloo:
«A veces, y éstos son los momentos más asombrosos en la historia universal, el hilo de la fatalidad cae durante una fracción de segundo en unas manos por completo incompetentes». Es una de esas frases geniales, de alta literatura, que me deleitan y con las que merece la pena acabar el día. Pero, además, como suele pasar con el arte universal, es plenamente actual. Cada cual tendrá su candidato (o candidata), pero a mí me está hablando de Donald Trump, aunque en su caso es bastante más que una fracción de segundo, lo que lo hace aún más peligroso. Por qué exactamente, se preguntarán. Eso da igual, hay donde escoger y aún desconocemos cuál de sus decisiones, acciones o palabras nos conducirá a la fatalidad, pero no lo duden, si sigue mucho tiempo en la Casa Blanca lo hará. *Aquí puedes encontrar un buen catálogo de trumpadas. @AntonioMaestre es un tipo al que, a diferencia de la norma general, los libros le han estrechado la mente y como consecuencia, echa espuma por la boca en nombre de la defensa de los pobres y oprimidos. La captura que encabeza estas líneas y que hace referencia a las donaciones hechas públicas por empresarios y deportistas profesionales para ayudar en la lucha contra el covid-19 y sus consecuencias, ofrece la visión retorcida y perturbada de un odiador de clase, cuyas ideas al principio seguro que fueron puras, pero que con el tiempo se han convertido en pura ideología, sin corazón, ni rostro. Sin humanidad, en definitiva. Aunque en algún caso tuviese razón, es despreciable y la refutación, sencilla: la donación que se hace pública multiplica las donaciones. Y, en efecto, se llama marketing. En realidad, es la misma herramienta que se utiliza en política para vender ideas, solo que Maestre cree que los demás lo usan para hacer el mal y él para hacer el bien. Creo que aprenderemos mucho de la crisis del #COVID2019. Bueno, aprenderán los demás. Porque no hago más que leer frases del tipo: «Esto servirá para que la gente se dé cuenta de en qué manos estamos»; «A ver si aprenden los que votan a partidos que defienden la Sanidad privada»... ¿Se dan cuenta de que siempre 'mandamos a aprender' a los demás? ¿Y qué has aprendido tú? Ya si consigues responder-te sin meterte con nadie, lo bordamos. Es decir, evitando respuestas del tipo, «he aprendido que fulanito es gilipollas». Te diré lo que yo he aprendido. Nuestros mayores son el sector oculto y ocultado de la sociedad. Los queremos como individuos, a nuestros padres, abuelos, tíos, suegros, pero como colectivo no los vemos, ni queremos verlos. Son el único rango de edad que como colectivo no es protagonista de la información, la cultura, la ciencia, la música, el ocio... Seguramente no lo necesitan, ni tengan por qué serlo, esto no es una reivindicación, es un descubrimiento, mi descubrimiento personal. Lo que yo he aprendido, en definitiva, es que los ancianos, al estar ocultos, no existen. Pero gracias a esta crisis los veo y, sobre todo, me gusta lo que veo. Tengo amigos inteligentes que le han dado un 'me gusta' a esto. Y no salgo de mi asombro. Para entender lo absurdo de la idea basta con cambiar el «si yo fuera», por algo que sí eres en lugar de lo que no eres y verás. Por ejemplo: «Si yo fuera un ser humano y me enterase de las atrocidades que cometen los humanos...» Acaba la frase. Yo la acabaría de esta forma: «Trataría de cambiar al ser humano». Y esto es aplicable a casi todos los «si yo fuera». Ya sabemos lo que no crees y lo que no quieres ser, Mar Abad. Y confieso que tu forma de expresar esa rebeldía intelectual me cautiva. Ahora, me gustaría saber lo que eres y en lo que sí crees. ¡Ah, que tú tampoco lo sabes...!
Profesores, maestros, pedagogos y psicopedagogos del mundo, ¿podrían sacar a nuestros líderes políticos de su pequeña y seguro que bienintencionada confusión respecto a los términos posesión, educación y enseñanza de los hijos?
Un nuevo debate que se simplifica hasta el extremo para anular los grises, los «no estoy seguro», los «depende», los «tengo dudas». Solo blanco o negro, estás conmigo o contra mí... Y las hordas de fanáticos, borregos ideologizados, se activan en respuesta a un estímulo del chip implantado en su cerebro. El drama es que en el fondo están de acuerdo y no lo saben, porque los amos de sus mentes los necesitan asustados, furiosos, violentos, enfrentados, irreconciliables. Llegan a convencerse de que 'los otros' no son humanos, sino monstruos. Cucarachas. Mi primera vez cantando el pregón pascual. Ha sido un honor. Gracias Adrián Sosa Nuez y a toda la comunidad parroquial de Tenoya, Casa Ayala, Los Giles y Las Mesas. Ha sido una Vigilia Pascual muy especial, un día después del aniversario de la muerte de mamá. ¡Feliz Pascua! Pepe Mel se ha puesto al mando de la UD Las Palmas al grito de ¡sí se puede! Supongo que es lo que mucha gente quería oir, sobre todo desde dentro del propio club. Es loable ese espíritu combativo, esa resistencia incluso irracional al fracaso, otra cosa sería impropia de deportistas de élite. Pero en los despachos los actos irracionales no son heróicos, sino temerarios y por tanto, negligentes. Quiero pensar que no es el caso. Yo creo que el club interpreta el papel que le toca en este último intento a la desesperada por acercarse a los puestos de play-off de ascenso, obligado a seguirle la corriente al entrenador, por si suena la flauta. Y que todo está apalabrado con Pepe Mel para que sea el entrenador de la próxima temporada. Es más, Mel dijo en su presentación que podía haber firmado a partir de junio, pero que quiso venir ya. Pedría ser un indicio de que está pactado y que solo una catástrofe tipo descenso o similares podrían frenar la operación, que probablemente no se ha firmado todavía por la mencionada estrategia de evitar que la plantilla baje los brazos pensando en la próxima temporada. Si fuera así, incluso lo aplaudiría. Aeropuerto de Barajas, domingo 24 de febrero. Rubén Castro y Fidel Chávez llegan tarde al vuelo de regreso a Gran Canaria en el que viaja toda la expedición de la UD Las Palmas. El periodista de Canarias Radio La Autonómica, Juan Luis Monzón, es testigo de la escena, saca una foto de los jugadores en el mostrador de embarque y difunde la noticia, de la que se hacen eco numerosos medios de comunicación. Dos días después, Juan Luis Monzón acude a cubrir el entrenamiento del equipo en El Hornillo, en Telde, cuando se produce la desagradable escena de la que es protagonista Rubén Castro y que captó una cámara de Televisión Canaria. A continuación, la noticia de la web de Radio Televisión Canaria a la que se puede acceder pinchando en la imagen y que contiene el vídeo de lo sucedido. Estos son los hechos. Ahora, las consideraciones. Juan Luis Monzón hizo un buen trabajo fotografiando a los jugadores en el aeropuerto y divulgando la noticia. Aunque el retraso en sí mismo es una simple anécdota, es noticia en la medida en la que concierne a dos jugadores de la plantilla en ejercicio de su profesión, que es pública, y que afecta a su rendimiento y a la disciplina interna del equipo en cuanto que, como consecuencia de perder el avión, faltaron sin justificación a un entrenamiento. De hecho, varios medios informan de que los jugadores recibirán una sanción. La reacción de Rubén en el entrenamiento es impropia de un futbolista de su veteranía —37 años—, aunque de madurez aún por demostrar. Rubén no se prodiga en los medios de comunicación, apenas ha comparecido en alguna rueda de prensa suelta esta temporada, no habla tras los partidos y no concede entrevistas. Tampoco ha destacado nunca por su seriedad cuando en el pasado, excepcionalmente, se ha comprometido con algún medio. Sus plantones son de sobra conocidos en los círculos periodísticos. A estas alturas de su brillante carrera nadie se lo tiene en cuenta; digamos que por edad se tiene ganado ese privilegio. Pero hasta ahí. Si no quiere hablar, que no hable, pero cuando deba callar, que calle. En este caso, su mejor opción hubiera sido ponerse en modo avión. A Rubén le queda un solo camino para salir menos escaldado del lío en el que se ha metido, pedir perdón. Los 7 motivos por los que Rubén Castro debería pedir perdón:
¿Este es el nivel de los que Echenique quiere convencer, los que pueden llegar a creerse que «El programa real de [cualquier partido] es darle dinero a los multimillonarios y quitártelo a ti»; o argumentos igual de simplones? No respeto a nadie que me crea tan obtuso. A nadie. No creo que ni Rivera ni Casado sean tan de Machado como quieren hacernos creer. Forma parte de este absurdo espectáculo de las apariencias y poses tuiteras que es la actual política. Igual que esta crítica, también tuitera y cogida con pinzas del PSOE. ¡Seguimos para bingo! La UD Las Palmas está a siete puntos del play off de ascenso, el CD Tenerife a cinco del descenso. Salvo milagro, la temporada de ambos es un nuevo proyecto fallido. Llega la Copa de la Reina de voleibol a Gran Canaria, con dos representantes canarios. Y lo hace en una de las temporadas más reñidas que recordamos. Algo de lo que nos alegramos especialmente, porque es una característica fundamental de las competiciones con prestigio. Y creo que eso podremos disfrutarlo a lo largo de los tres días de competición en el Centro Insular de Deportes. ¡Que comience el espectáculo! Al deporte-producto, el que en realidad odia Maxim, el que representa la LFP, la ACB y los medios de comunicación más sensacionalistas, no le afectará lo más mínimo lo que el ministro piense del deporte. Me preocupan más las becas a deportistas de disciplinas minoritarias, las ayudas por desplazamientos a los deportistas canarios y al deporte adaptado, por nombrar algunos. Una de las mayores pedanterías con las que suelo tropezarme es la del que suelta, orgulloso, «no tengo ni idea de deportes». No hablo de un sincero acto de modestia, sino del cultureta que presume de su incultura, sin saberlo. No negaré que a simple vista resulta chocante la elección de Maxim Huerta como ministro de Deportes. ¿El ministro del deporte odia el deporte? Es como si un ministro de igualdad fuera abiertamente homófobo o machista, ¿no les parece? Luego, leyendo sobre sus ocurrencias tuiteras, bastante contradictorias, debo admitir que ya no sé lo que piensa del deporte. Lo que sí sé es que no lo entiende. No es odio, es una simple limitación cultural. Sí, cultural, han leído bien, porque, como he dicho, el deporte es cultura. Y en buena parte no es culpa suya sino del concepto televisivo del deporte de masas, el del producto de consumo, que deduzco que es el que Huerta conoce porque es el que más abunda en España. Es como el que cree que el amor es lo que sale en las películas porno. Lo cierto es que al deporte-producto, el que en realidad odia Maxim, el que representa la LFP, la ACB y los medios de comunicación más sensacionalistas, no le afectará lo más mínimo lo que el ministro piense del deporte. Me preocupan más las becas a deportistas de disciplinas minoritarias, las ayudas por desplazamientos a los deportistas canarios y al deporte adaptado, por nombrar algunos. O, a lo mejor, y en ello confío, es una buena oportunidad para facilitar una conversión. Porque ya sabemos que los conversos suelen ser a la larga los fieles más devotos. *Ya veo venir a los querrán interpretar mis palabras como rechazo a Pedro Sánchez. Para que no pierdan el tiempo, aplaudo el gabinete que ha formado por lo que he podido leer sobre su independencia, méritos y talante. ¡Adelante, monten jaleo, metan bulla, llamen la atención...! Hay muchos ámbitos que les son más próximos y que necesitan de su altavoz y compromiso. Las salas de lo penal no están entre ellos. El Sindicato de Estudiantes ha convocado una huelga en protesta por la sentencia de «la manada». Mi hijo mayor, que cursa primero de bachillerato, tiene intención de secundarla. No se lo voy a impedir, está en su derecho, pero quiero que se pregunte quién, por qué y para qué la convoca. Educarle en el pensamiento crítico y la coherencia son dos de mis obsesiones. Y, en mi opinión, esta huelga es ridícula. Adolescentes protestando en calidad de estudiantes contra una sentencia judicial en un país democrático. Dicen los comprometidos convocantes que «la Justicia española protege a violadores y condena a tuiteros que denuncian la corrupción del PP» y «lleva a la Policía a secuestrar camisetas amarillas». ¿Protestar? Claro, quién si no los jóvenes. Pero esta es una burda manipulación con fines que poco tienen que ver con su fingida preocupación por una Justicia que consideran machista. Y no seré yo quien lo niegue, pero no es este territorio estudiantil y menos aún de adolescentes. Sobre todo, cuando los argumentos son, en realidad, consignas de diseño, prefabricadas, tan flexibles que encajan donde haga falta, ya sea la protesta por el nombre de una calle o una sentencia judicial. Convendría, al menos, que le recordaran a los estudiantes a los que convocan que la sentencia de 'la manada' es condenatoria y que no es firme. Así que no protestan contra una Justicia machista sino, en todo caso, contra una sentencia machista firmada por solo tres jueces de los cientos —¿tal vez miles?— que hay en España. ¡Adelante, monten jaleo, metan bulla, llamen la atención...! Hay muchos ámbitos que les son más próximos y que necesitan de su altavoz y compromiso. Las salas de lo penal no están entre ellos. Respecto a mis hijos, ya me encargo yo de que lean, piensen y libremente decidan, pero estén alerta porque la posverdad ha llegado a las aulas. No solo de la Universidad, también a las de los menores de edad. ¿Acaso hay algún tipo de violación más grave que la de «la manada»? ¿Van a tener menor condena por no haber tenido que golpear a su víctima para violarla? ¿Un padre que viola a su hija, aunque sea sin golpearla, no debería tener el máximo castigo? ¿Acaso una violación no es por definición violencia física, o son necesarias la sangre y los hematomas? Creo que se ha dicho ya casi todo sobre el caso de «la manada». Y si voy a escribir algo al respecto es, precisamente, por ese 'casi'.
En resumen, sin entrar a valorar reacciones y declaraciones posteriores, hemos aprendido que el Código Penal prevé dos tipos de delitos sexuales, el abuso y la agresión. Para que se aplique el segundo tipo ha de existir violencia física o intimidación. Y la mayor parte de los que hemos expresado nuestra opinión estamos de acuerdo en que los hechos que describe la sentencia no pueden ser otra cosa que agresión sexual. Es decir, contrariamente a lo que dicta el tribunal, creemos que sí hubo intimidación y no solo prevalencia, otro de los conceptos que he incorporado a mis modestos conocimientos de Derecho. Luego se ha debatido sobre la necesidad de una reforma del Código Penal en lo relativo a delitos sexuales para delimitar con mayor precisión los agravantes por violencia o intimidación y dejar así menos espacio a la interpretación de los jueces. También los hay que no quieren distinción y piden que toda penetración sin consentimiento sea considerada agresión sexual sin tener en cuenta la prevalencia, intimidación o violencia. Otros sugieren que el problema no es la interpretación, sino una deficiente perspectiva de género. Lo último que he escuchado es que los jueces deberían contar con esta formación específica, como ya tiene, por ejemplo, la policía. Nada que objetar. Y aquí viene mi humilde aportación en forma de pregunta, que seguro que alguien ya ha hecho pero a mis oídos no ha llegado: ¿Y si esos violadores de «la manada», además, hubieran golpeado a su víctima —y es probable que de necesitarlo para sus fines lo hubieran hecho— produciéndole lesiones? ¿Habría que elevar el castigo? La respuesta espontánea es afirmativa. Pero, volviendo a los hechos que nos ocupan, ¿acaso hay algún tipo de violación más grave que la de «la manada»? ¿Van a tener menor condena por no haber tenido que golpear a su víctima para violarla? ¿Un padre que viola a su hija, aunque sea sin golpearla, no debería tener el máximo castigo? ¿Acaso una violación no es por definición violencia física, o son necesarias la sangre y los hematomas? El problema es que nos responderán a su vez con las mismas preguntas del principio: ¿le impondremos la misma pena al que, además de violar, ha dejado medio muerta a su víctima? No, claro… Y vuelta a empezar. La única forma que veo de salir del bucle es considerar dos delitos, no uno. Es decir, la violación, con o sin violencia añadida, conllevaría la pena máxima por delito sexual. Y si, además, hay, pongamos por caso, golpes, se suman nuevas penas por un segundo delito. Esto evitaría la indeseada impresión de que hay violaciones menos graves que otras. A lo mejor lo que propongo es un disparate que atenta contra algún principio legal o incluso constitucional. Si es así, pido disculpas de antemano. Entre la multitud bienintencionada se han colado hipócritas oportunistas y machistas cobardes. Conclusión, ahora, con la corriente a favor, es más difícil identificarlos porque van de incógnito Estoy viviendo una jornada del Día de la Mujer con sentimientos encontrados. Celebro la mayor movilización feminista de la historia en España. Pese a los inevitables y patéticos intentos de apropiación indebida, las ideologías no han logrado usurpar, por una vez, el lugar que le corresponde a un valor universal como es la igualdad de género. Y, precisamente, por eso ha sido posible esta gigantesca repercusión sin precedentes, porque nadie se ha sentido excluido.
Sin embargo, en su propia fuerza está su debilidad. Cualquier movimiento masivo genera corriente. Y no todos querrían ir en esa dirección, sino que han sido arrastrados o se han dejado llevar porque les resultaba más cómodo. Hablando claro, entre la multitud bienintencionada se han colado hipócritas oportunistas y machistas cobardes. Conclusión, ahora, con la corriente a favor, es más difícil identificarlos porque van de incógnito. Lo sé porque conozco a algunos de los que comparten chistes machistas y fotos de tetas en el chat de Whatsapp y hoy hasta han escrito los preceptivos tuits feministas. Y esta es la segunda causa por la que la felicidad por el éxito de la jornada no es plena en mi caso. Hablo de la demagogia. La corriente lo arrastra todo y cuanto más fuerte, también más destructiva. Lleva agua pura, pero también basura que puede acabar contaminando aquello que iba a regar. Y en el nombre del feminismo y la igualdad de género hoy he escuchado y he leído muchas tonterías, casi siempre demagogia, que es lo mismo que mentir para regalarle el oído a alguien y así obtener un rédito, normalmente de imagen pública. Y he sentido que se me exige autoinculparme por ser hombre. Que por qué no reconozco mis tics machistas, «¡cómo no los vas a tener, si eres hombre y español!». No he puesto un tuit felicitando a las mujeres, no he participado en el hilo «soy machista cuando...», no he confesado mis pecados de hombre opresor de mujeres y ni siquiera he pedido perdón por no ser machista. No es una errata, digo lo que digo y yo sé por qué lo digo. No soy machista. Seré aún más contundente, soberbio si quieren: no tengo ni pensamientos, ni actitudes, ni palabras, ni comportamientos machistas. Si de algo ha servido la histórica repercusión de las reivindicaciones del Día de la Mujer es para que se visualicen todos estos micromachismos de los que tanto se ha hablado. Y yo he hecho los deberes. He escuchado y leído con atención a mujeres hablando de lo que consideran machismo en el día a día, he visto vídeos de personajes públicos hombres confesándose machistas en ocasiones y me he mirado en el espejo. Y no me siento representado por ninguno de esos comportamientos, ni siquiera los que llaman culturales o inconscientes. Esta «confesión», sin embargo, creo que será menos aplaudida por determinados sectores que si me declarase machista. Algunas (y algunos) nos prefieren culpables. La sentencia del cineasta es un perfecto ejemplo del, próximamente aceptado por la RAE, término de 'posverdad'. No es verdad pero lo parece. Me encuentro estas palabras del director de cine Nacho Vigalondo en ‘El Español’: «Si España gana un Mundial hay una fiesta, pero si Penélope Cruz gana el Oscar se hace el silencio». Leo la entrevista entera por si hay matices, pero no. Son ese tipo de frases tuiteras y facilonas que se llevan de calle a los miles de haters que pueblan las redes sociales que se creen con la providencial misión de desinfectar España de ricos, católicos y futboleros, todos fachas. En otros casos, también vale para sus contrarios, los que persiguen a rojos y perroflautas. La sentencia del cineasta es un perfecto ejemplo del, próximamente aceptado por la RAE, término de 'posverdad'. No es verdad pero lo parece. Y como lo parece y luce bien en boca de alguien a quien se le supone profundidad intelectual, se lo compro sin pensar. Sin pensar si me estará vendiendo una moto estropeada. Y esta moto lo está. ¿A que en la frase de Vigalondo parece que España desprecia el arte y rinde culto a algo tan vulgar como el fútbol? La primera reacción es lógica: ¡inaceptable! Pero si le damos un minuto a nuestro cerebro y se lo quitamos a nuestras tripas, veremos que la comparación es tramposa. (No, no voy explicarlo. Yo ya me he tomado mi minuto, haz tú lo mismo). Haz clic aquí para editar. Sería un favor inaudito en deporte de alta competición a un rival de liga, para mantenerle en forma a un jugador durante los meses que no puede hacerle ficha Esta información no la tengo de primera mano, así que manejo solo los datos que aparecen publicados. Y lo que leo no me gusta. Según informa El Larguero, de la Cadena SER, el Atlético de Madrid compraría a Vitolo, pero como no puede inscribir jugadores hasta enero por la sanción de la FIFA, la UD Las Palmas está intentando obtener la cesión del canario hasta esa fecha. Jugaría de amarillo menos de cinco meses. Me encantaría que Vitolo volviera a jugar en la UD Las Palmas, pero no así. La fórmula de la cesión hasta diciembre para que después fiche por el Atlético sería un grave error, salvo que nos falten datos. Lo peor es que le cortaría el paso a otro jugador que a partir de enero tendría que ocupar su puesto, perdiendo un tiempo precioso para que alcance su nivel óptimo. Sin mencionar que, probablemente, ese jugador será de otras características, por lo que la forma de jugar del equipo también tendría que adaptarse. Aún dando por hecho que en esos pocos meses Vitolo fuera determinante y diera muchos puntos, su ausencia posterior podría causar el efecto contrario. Entre otras cosas, por la inevitable comparación que haríamos todos en cada partido, sobre todo en las derrotas. Por tanto, creo que sería, únicamente, un favor al Atlético y al propio Vitolo. Un favor inaudito en deporte de alta competición a un rival de liga, para mantenerle en forma a un futbolista durante los meses que no puede hacerle ficha. Imaginemos que un club cede un jugador a otro equipo pero con la condición de que, si lo quiere reclamar en diciembre lo puede recuperar. Nadie aceptaría semejantes condiciones por bueno que fuese el futbolista. Es cierto que, a veces, un buen jugador se te marcha en enero, pero siempre a cambio de algo. La única justificación que se me ocurre, pues, es que la UD recibiera una importante contraprestación económica o en forma de cesiones o traspasos de jugadores este verano. Una amiga de Facebook me invita a hablar de símbolos. Considera que la ocurrencia de la alcaldesa de Madrid de poner machangos masculinos y femeninos en los semáforos ayuda a fomentar la paridad. Eso me ha dado pie a volver a hacer una denuncia que ya hice hace unos años, cuando aún gobernaba el PP en el ayuntamiento de Madrid.
El Mutua Madrid Open —ese sí es uno de los grandes símbolos de la ciudad actualmente, no los machangos de los semáforos— es el único torneo del mundo que utiliza modelos, solo mujeres, como recogepelotas y relega a los niños y niñas tenistas a las pistas secundarias, para que las que salgan por la tele sean bellezas femeninas luciendo sus atributos corriendo tras las pelotas. Y, ¿dónde estaba Carmena? Yo te lo diré. En el palco de autoridades disfrutando del tenis —literalmente— mientras las mujeres eran humilladas siendo utilizadas como objetos decorativos no exentos de carga sexual. Seguro que Carmena, como alcaldesa de Madrid, podría meter presión para que dejen de dar cada año semejante trato denigrante a la mujer o, al menos, no ser cómplice y negarse a asistir. Pero no. Mejor dejamos la igualdad de género, la paridad y la dignidad de la mujer a las machangas de los semáforos, que esas sí que sufren. Un camino conduce al éxito mundano, al progreso, al prestigio, tal vez al enriquecimiento; mientras que el otro supone la renuncia a todo eso a cambio de conservar la belleza artística, la ingenuidad, la pureza, la autenticidad. Los que transitan por esos dos caminos a veces se miran desde muy lejos y ven en el otro lo que ellos no tienen, aquello a lo que han renunciado. Imagínate dos palos o garrotes formando una ‘V’. Tú estás en el vértice y cada uno de los palos representa un camino distinto. Es decir, hay dos caminos que se van alejando. Tú tienes que elegir uno de los dos. El primero de ellos lleva al progreso, que en el caso de la tradición de la lucha del garrote supone convertirla en deporte, en un arte marcial reconocido internacionalmente y la creación de una competición. El otro camino es el de la tradición, sin más aspiraciones que su conservación en estado puro, como expresión del acervo cultural canario. ¿Qué dirección tomaríamos cada uno de nosotros? Como habrás deducido, la pregunta va más allá del debate entre los defensores de la Lucha del Garrote y los del Juego del Palo. Un camino conduce al éxito mundano, al progreso, al prestigio, tal vez al enriquecimiento; mientras que el otro supone la renuncia a todo eso a cambio de conservar la belleza artística, la ingenuidad, la pureza, la autenticidad. Los que transitan por esos dos caminos a veces se miran desde muy lejos y ven en el otro lo que ellos no tienen, aquello a lo que han renunciado. Dependiendo del momento que estén viviendo, de lo satisfechos o frustrados que se sientan consigo mismos y con sus vidas, así reaccionarán con envidia o con admiración, que si lo piensas bien, son las dos caras del mismo sentimiento. Así que, la pregunta es, ¿te identificas con los que defienden la lucha del garrote o con los que prefieren el juego del palo? Y, tan importante como esa pregunta es esta otra: ¿Necesitas que fracasen los que eligen una opción distinta a la tuya o eres capaz de disfrutar de tu elección, aceptando, incluso admirando, el camino escogido por los demás? |